jueves, 29 de noviembre de 2012

Ira.

Esos momentos de ira, ganas de tirar todo abajo. Muebles, jarrones. Tirar las puertas abajo, de un taponazo. Momentos en los que ya, se te nubla la vista, te quedas en blanco, y solo quieres echarte a correr hasta que todas tus ganas se pierdan por el camino, correr como si fueras el primer corredor que quiere llegar a su meta con otros corredores detrás de su persona.
Pegar balonazos, sea el objeto que sea, una lata, una botella, una platina, un balón... todo te sirve para darle con todas tus ganas. Pero si es algo que pesa, es mucho mejor.
Escribir tan rápido que tus manos te echen fuego y te pidan por favor que pares.
Esos momentos de acostarte en un sillón, en una cama, en un banco, en una simple silla. Mirar hacia arriba y decir ¿por qué? y no encontrar la pregunta a esa pregunta, como a muchas.
Y en ese momento piensas... No se puede rebobinar el tiempo atrás. No puedes llevar el pasado al presente. Te has quedado, sin mil momentos más.

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