martes, 19 de febrero de 2013

Cosas de la vida

En esta vida a unos les toca madurar antes, a otros más tarde. A algunos les toca enfrentarse a cosas de las cuales nunca imaginaría, cosa que a otros les toca el camino fácil. A algunos les toca el camino lleno de piedras, de golpes, de ramas que dan en la cara, de caídas sin algo a lo que agarrarse, de resbalones en el filo de un rascacielos... A otros les toca el camino de rosas, el camino en el que van descalzos tocando el dulce suelo, la dulce y fresca hierva, dirigidos por el ardiente sol sin problemas, con árboles que se abren a su paso.
A otros, les toca ser fuertes, les toca afrentarse a las cosas, a no ser consolado, sino el consolar a los demás, a ser fuerte cuando no tiene fuerzas, y cuando las tiene. Le toca ir rompiendo cada muralla que viene, o saltarla de la forma que todos creen que es fácil. Le toca sacar una sonrisa en esos días de preocupación, de pasar de todo lo malo y siempre reír, de siempre bromear, de aparentar un "todo anda bien". 
Mucha gente piensa, que maduran a lo largo de los años, que maduran depende de la educación que le han dado, que con una edad no muy baja, ni muy alta no saben de las cosas que pasan, que no sabes diferenciar, que no eres cociente de las cosas que pasan en esta vida. Pero yo, yo tengo otra opinión, tal vez parecida, tal vez totalmente distinta, pero es mi opinión.
No importa la edad que tengan, maduras al paso de los años, es cierto, pero, también se madura pasando por momentos que no son buenos, maduras después de cada caída y al levantarte, maduras con cada lección que te da la vida. Repito, no importa la edad, o sí, pero siempre también los hechos.
Podría decir que mi vida ha sido de camino de piedras, y atajos a los caminos de flores, y vuelta otra vez al de piedras. Me ha tocado madurar en cosas que no quisiera, directamente... He tenido que madurar en cierta manera por motivos de mi vida, cosas que han aparecido, personas que se han ido,...
¿Pero saben qué? que no me importa ir por el camino de piedras, porque cada golpe me hace más fuerte, cada caída me hace levantarme de manera diferente, y cada vez con más fuerza, hasta que pueda cansarme... cada resbalón me hace saber donde pisar más fuerte, y saber ir firme por los filos de la vida que me tocarán. Y no, para nada me echo flores ni pretendo nada, solo decir que... no es malo ir por el camino más amargo, porque el triunfo al llegar al final es así, más dulce...






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