miércoles, 9 de enero de 2013

Hay veces en las que te comportas de una manera la cual no te reconoces. Agresiva, simpática, obsesiva, solidaria. Hay muchos adjetivos. 
Hay veces en las que te ves en ese momento, y dices ¿qué me ha pasado? quiere llegar a una conclusión, a la más fácil de todas pero que no encuentras. 
Sientes que te estás volviendo una persona pequeña, y no exactamente de estatura. Que tienes muchos cambios de humores repentinos, que puedes estar bien, pensar y quedarte con la máxima paranoia de tu vida, chica. O que tienes ganas de discutir, bueno, no son ganas de discutir si no de encerrarte en ti misma, y explotar por dentro tú sola. Eres masoca, rara. Pero es la verdad. 
Que chica más rara.
Puede ser que recuerdas años atrás, que nada te importaba, por todo te reías, no tenías problemas.
Puede ser que ahora te importan más las cosas, te importa más si las perdieras, pero, con ese miedo, igualmente te sigues comportando como una persona extraña, insoportable y paranoica  cuando realmente te conoces de las mejores de las maneras, eres risueña y feliz con todo.
Puede ser que hay días y días para ponerte de mala ostia, y otros para ser la persona más noble del mundo.
Supongo que tenemos dos personalidades, dos caras, dos formas de ser en una.
Quién sabe... todo es tan raro.
O eres así realmente, o estás cambiando. 
No se puede explicar, no lo quieres aceptar. Ese yo tuyo que no es como esperabas.
Puedes pensar que soy una chica aburrida, antipática, rara, pesimista. Pero realmente, no lo soy siempre.

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