sábado, 29 de septiembre de 2012

λαγνεία

Es la unión de dos cuerpos enlazados.
Es sentir la piel del otro, conocer cada parte de su cuerpo como si la vida se te fuera en ello.
Es ir a un sitio desconocido, bueno por conocer, sin un mapa que te guíe, recorrer cada parte y descubrir un mundo en ellos.
Es compartir un mismo deseo, un mismo mundo, unas mismas costumbres. Es aprender el uno del otro.
Es la sed del desierto interminable. Y es, de pronto, la jugosa fruta que la abreva.
Es concentrarse en el sentir del otro como el verano se concentra para hacer las ciruelas. Es ser un puerto al que los barcos llegan. Es el camino que nos trae de regreso.
Es ser águila y conejo, playa quieta y tormenta, lámpara y relámpago. Suavidad de satén, aspereza de tronco, huracán y silencio. Juego sereno, caballo desbocado, vértigo. Escalar altas cúspides. Tirarse al vacío o subir a lo alto de una montaña.
Es estrenar las ansias, es convertir caricias y los cinco sentidos en algo nuevo, nunca antes usado.

Y me pide más... "si no me das de lo tuyo empiezo a desesperarme"

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